Mucho se ha hablado y escrito sobre el problema surgido en 1876 entre los nazarenos que haciéndose acompañar por tambores y pitas de hoja de lata, abrían las procesiones penitenciales del Semana Santa de Hellín, y la Iglesia, tanto es así que obligaron al cura párroco de Nuestra Señora de la Asunción, el Licenciado Diego Ibáñez, a enviar una carta al año siguiente, concretamente el 20 de marzo de 1877, “al Alcalde presidente de la Municipalidad de esta villa de Hellín”, José Maroni Patiño, quejándose amargamente y solicitando se tomasen medidas para que este año estos incidentes no se repitieran.
En la misiva el párroco calificaba como profanaciones y sacrilegios lo ocurrido el año anterior, que habían convertido las procesiones en una “repugnante mascarada” y amenazaba seriamente con no autorizarlas.
El Faro de Hellín ha tenido acceso al borrador de un bando del regidor local, Maroní Patiño, como contestación, que ofrecemos en exclusiva a nuestros lectores, donde se daban cumplidas explicaciones y ofrecía seis disposiciones a cumplir para evitar la repetición de posibles desmanes. Era una comunicación muy sentida donde ofrecía la protección y adopción de medidas para que se celebrase el culto público sin ofensas y abusos, recordando que de otro modo el responsable eclesiástico se vería en la obligación de no dirigir ni autorizar las procesiones, decisión a la que tenía derecho como Jefe de la Iglesia.
Atambor XXIX Ya que estamos en el mercadillo medieval de Hellín, no está más de recordar que dos alcaldes de Hellín uno en 1483, Juan de Val...
