Escrito y dirigido por Juan López Docón va : Sobre la historia de Hellín a través de recortes de prensa,entrevistas, charlas con los ancianos,reportajes de vídeos y fotografías, historias de los echos que pasaron, sus calles, atra vez de libros de hellin y muchísimo más.
jueves, 2 de febrero de 2023
Secretos de la Virgen de la Soledad, ¿sera verdad ? Curro Peñalver.
Una joven mata a su novio en un baile de Carnaval en el año 1927 en Hellín..Juan López Docón .
El teatro principal sitio en donde se aconteció el crimen en los Carnavales de 1927.Los hechos tuvieron lugar en 1927. Fue en el Teatro Principal de nuestra ciudad, durante la celebración de un baile de máscaras. Generosa López, de 20 años, mató con un cuchillo a su novio Rafael Montoya, de 23, al no haber cumplido este su promesa de casarse con ella. Numerosos diarios se hicieron eco de esta luctuosa noticia.Destacan las crónicas de El Liberal de Murcia (9/3/1927) y del Diario de Córdoba (10/3/1927) y que pasamos a reproducir:Una joven mata a su novio de una puñalada, en un baile de máscaras.
En la madrugada de hoy, cuando más animando estaba el baile de máscaras celebrado en el Teatro Principal de esta población, ha ocurrido un sangriento suceso.
La joven de 20 años, Generosa López Selva, vestida de máscara, buscó a su novio Rafael Montoya, de 23 años, el cual le había abandonado dejándole dos hijos y ante sus ruegos o amenazas le ofreció casarse con ella al regresar de cumplir sus deberes militares.
Cumplidos éstos, Rafael regresó al pueblo, no recordó su ofrecimiento, y si su novia le recordó algo, no le hizo caso, y se dedicó a hacerle el amor a otras mujeres.
Hoy fué a buscarle al baile para rogarle nuevamente no le abandonase, encontrándolo bailando con otra mujer vestida de máscara.
Generosa, ciega de ira, sacó un cuchillo y se lo clavó en el pecho, cayendo muerto en el acto.
La confusión que produjo fue enorme, el público se atropelló por salir, pero la agresora con sangre fría entregó el cuchillo a la Policía, que prestaba sus servicios en el local y se dispuso a ir detenida, quitándose la careta y diciendo que ella no hacía nada contra nadie, pues aquí lo había hecho para escarmiento de los hombres sin conciencia y faltos de memoria.
El Liberal de Murcia (9/3/1927)
El crimen de una mujer
Hellín, pueblo manchego que tiene fama por la hermosura de sus mujeres, ha sido teatro de un drama pasional, no por desdeñado como idea temática por los dramaturgos contemporáneos, indigno de atención para los sociólogos y los legisladores como problema vivo en las relaciones del amor actual.
Mientras anden sueltos los hombres «guapos» y a las mujeres «seducidas» les cierre la conciencia pública las puertas de la compasión para no dejarlas en la pública plazuela de los repudios, aleteará el drama pasional armando las manos para el crimen o arrastrando a las almas al encanallamiento de la vida amargada, sin moral y sin fe.
Copiamos de la sección telefónica de nuestro numero de ayer:
«Albacete.—Se han tenido noticias de un trágico suceso ocurrido en Hellín, la noche del baile de Piñata.
La joven de veinte años Generosa López Silva se dirigió, disfrazada, al Teatro Principal, donde se celebraba un baile, y buscó a su novio, Rafael Montoya, de quien tenía un hijo.
Rafael la había prometido en diferentes ocasiones casarse, pero jamás llevaba trazas de cumplir el ofrecimiento.
Generosa López le pidió que renovara su promesa y como él se negara a ello, lo acometió con un cuchillo y le produjo una herida en el pecho, que le causó la muerte en el acto.
La agresora fue detenida».
El telefonema suscita un amplio y conmovedor comentario. No vamos a volcar sobre él un torrente de literatura condolida y sentimental.
Desdichado el hombre que sucumbe acuchillado por la madre de su hijo. Infortunada la joven mujer que salta del amor a la cárcel dejando tirada, inocente y sola, a una criatura.
Hemos glosado el telefonema por inclinación humana y piadosa hacia un orden de cosas mejor.
Generosa López, la madre homicida, ha matado.
¿Por qué?
Hay una respuesta abrumadora, que casi la exime de la tremenda culpabilidad.
Leyes nuevas y una moral social más severa y a la vez más humana, deberán borrar después de un crimen toda razón absolutoria y antes del crimen todo móvil justificador.
Joaquín P. Madrigal Diario de Córdoba (1/3/1927)
Una joven mata a su novio de una puñalada, en un baile de máscaras.
En la madrugada de hoy, cuando más animando estaba el baile de máscaras celebrado en el Teatro Principal de esta población, ha ocurrido un sangriento suceso.
La joven de 20 años, Generosa López Selva, vestida de máscara, buscó a su novio Rafael Montoya, de 23 años, el cual le había abandonado dejándole dos hijos y ante sus ruegos o amenazas le ofreció casarse con ella al regresar de cumplir sus deberes militares.
Cumplidos éstos, Rafael regresó al pueblo, no recordó su ofrecimiento, y si su novia le recordó algo, no le hizo caso, y se dedicó a hacerle el amor a otras mujeres.
Hoy fué a buscarle al baile para rogarle nuevamente no le abandonase, encontrándolo bailando con otra mujer vestida de máscara.
Generosa, ciega de ira, sacó un cuchillo y se lo clavó en el pecho, cayendo muerto en el acto.
La confusión que produjo fue enorme, el público se atropelló por salir, pero la agresora con sangre fría entregó el cuchillo a la Policía, que prestaba sus servicios en el local y se dispuso a ir detenida, quitándose la careta y diciendo que ella no hacía nada contra nadie, pues aquí lo había hecho para escarmiento de los hombres sin conciencia y faltos de memoria.
El crimen de una mujer
Hellín, pueblo manchego que tiene fama por la hermosura de sus mujeres, ha sido teatro de un drama pasional, no por desdeñado como idea temática por los dramaturgos contemporáneos, indigno de atención para los sociólogos y los legisladores como problema vivo en las relaciones del amor actual.
Mientras anden sueltos los hombres «guapos» y a las mujeres «seducidas» les cierre la conciencia pública las puertas de la compasión para no dejarlas en la pública plazuela de los repudios, aleteará el drama pasional armando las manos para el crimen o arrastrando a las almas al encanallamiento de la vida amargada, sin moral y sin fe.
Copiamos de la sección telefónica de nuestro numero de ayer:
«Albacete.—Se han tenido noticias de un trágico suceso ocurrido en Hellín, la noche del baile de Piñata.
La joven de veinte años Generosa López Silva se dirigió, disfrazada, al Teatro Principal, donde se celebraba un baile, y buscó a su novio, Rafael Montoya, de quien tenía un hijo.
Rafael la había prometido en diferentes ocasiones casarse, pero jamás llevaba trazas de cumplir el ofrecimiento.
Generosa López le pidió que renovara su promesa y como él se negara a ello, lo acometió con un cuchillo y le produjo una herida en el pecho, que le causó la muerte en el acto.
La agresora fue detenida».
El telefonema suscita un amplio y conmovedor comentario. No vamos a volcar sobre él un torrente de literatura condolida y sentimental.
Desdichado el hombre que sucumbe acuchillado por la madre de su hijo. Infortunada la joven mujer que salta del amor a la cárcel dejando tirada, inocente y sola, a una criatura.
Hemos glosado el telefonema por inclinación humana y piadosa hacia un orden de cosas mejor.
Generosa López, la madre homicida, ha matado.
¿Por qué?
Hay una respuesta abrumadora, que casi la exime de la tremenda culpabilidad.
Leyes nuevas y una moral social más severa y a la vez más humana, deberán borrar después de un crimen toda razón absolutoria y antes del crimen todo móvil justificador.
martes, 31 de enero de 2023
LA MUERTE DE UN TORERO De Antonio Ruesca Cano.
LA MUERTE DE UN TORERO
Se cumplen 50 años de la cornada mortal al “El Tarragueñito” en Elche de la Sierra ...
En Talavera de la Reina murió Joselito; en Linares, Manolete y “El Tarragueñito” en Elche de la Sierra. Este mes de septiembre se cumplen 50 años de la muerte de este maletilla tras recibir una cornada en nuestro pueblo. Su historia es la de un soñador más que buscándose la vida en el difícil mundo del toro, la perdió con solo 26 años. Se llamaba José Ródenas López y era de Las Tárragas, en Pozohondo.
Todo ocurrió la tarde del 17 de septiembre de 1970. “Fue a las siete menos cuarto; el muchacho resbaló y el novillo le cogió contra la barrera, lo levantó en alto y la gente de la barrera logró quitarlo de entre los cuernos de la res. Ya el festejo no tenía lucimiento”, así lo describía unos días después Antonio Ruescas en la crónica publicada en el diario murciano Línea. En el mismo reportaje se cuenta que se estaba celebrando una capea en la plaza de Elche de la Sierra, que se lidiaba el segundo toro cuando sobrevino la tragedia. Rápidamente intervino el doctor Martínez Amores quien pudo hacer una primera cura y constatar “una herida de cinco centímetros en la región glútea derecha”. El maletilla fue trasladado al Centro de Higiene de Elche de la Sierra, pero hacia la una de la madrugada comenzó a sentirse peor.
José Ródenas López había llegado a Elche de la Sierra desde el otro Elche, el de Alicante, donde trabajaba de pintor. Como miles de jóvenes perseguía “ser alguien” en el toreo y tenía incluso su carnet reglamentario. Los novilleros que iban a lidiar las reses de Gerardo Morcillo, de Santiago de la Espada (Jaén), le dijeron: “Mira, apúntate y sales de sobresaliente, pues el que estaba anunciado no ha venido. Pero ya sabes que el sobresaliente actúa si al matador le sucede algo. Solo se te permitirá dar algún capotazo”. Y así lo hizo “El Tarragueñito”, se lanzó al ruedo y recibió la cornada y un fuerte golpe en la barrera.
Según el alcalde de Elche de entonces, José Alemán Salmerón, el golpe en la cabeza pudo ser lo que empeorara su estado de salud. Por eso, en la madrugada de ese día se dispuso un coche para trasladarlo a la Residencia Sanitaria del Seguro de Enfermedad en Albacete. Al parecer, en el camino, cerca de Hellín, el chófer le preguntó al muchacho: “¿ Quiéres que nos vayamos por la carretera de Pozohondo, que es igual para ir a Albacete, pasamos por el Campillo y ves a tu familia?”. Y este respondió: “No, alarmaría a mi familia. Es igual, ellos saben que estoy en Elche de Alicante trabajando, y no me esperan hasta tres meses”.
Solo unas horas después, el día 19 de septiembre, perdió la vida en Albacete. Su familia se enteró por casualidad. El fatídico incidente copó portadas de la prensa de sucesos del momento, donde deslizó ideas erróneas o comentarios intencionados sobre la atención médica recibida por el aspirante a “figura del toreo”. Su historia apareció en “El Caso” o en “¿ Por qué?”, donde el día 7 de octubre se decía en primera plana que había muerto solo, pese a tener nueve hermanos y madre y que había sido víctima “El toro del aguardiente” mientras lanzaba este gancho a los lectores: “Conozca el drama de un torerito en Elche de la Sierra”.
El semanario gráfico de los toros, “El Ruedo”, también ofreció su versión de los hechos en un artículo titulado, “Cara y Cruz del Toreo”. Y de eso trataba, de la suerte, que sonrió a algunos, muy pocos, como al Cordobés, que también se tiraba de espontáneo en sus inicios; o la fortuna que giró su mirada ante el “Tarragueñito”. Muchos, como él, se quedaron a mitad del camino, “sin gloria, sin nombre, sin dinero, tampoco”, se dice en el texto y añade el redactor: “ya ven ustedes cómo un nombre en la torería, la búsqueda para dar salida a la afición y encontrar a su vez satisfacción y millones posee, en todas las ocasiones, el tributo de sangre y, en varias, con él, llega la muerte sin apenas el ilusionado torerillo haber ganado lo suficiente para comprarse un vestido de luces”.
En el comienzo de aquella década de los setenta que terminaría con un país totalmente nuevo, en los estertores de la dictadura, la afición taurina costaba aún la vida de jóvenes que buscaban salir de la miseria o la emigración. Como ha detallado Juan Antonio Pérez, en un artículo publicado para ABC, con motivo del centenario de la muerte de Joselito en Talavera de la Reina, “a lo largo de la historia, en las plazas de Toros de Castilla-La Mancha se han registrado numerosas muertes”. De entre el largo listado de toreros, banderilleros o rejoneadores fallecidos en acción, el periodista cita a Sánchez Mejías, en Manzanares, en 1934 y Juan Gómez de Lesaca, en 1896, en Guadalajara. Y en la memoria colectiva aún resuena la faena de “Sospechoso”, el 14 de septiembre de 1981 en la plaza de Toros de Albacete. Fernando Eles “el Chocolate”, un espontáneo, se tiró al ruedo y allí mismo perdió la vida tras ser arrollado por el morlaco. La imagen fue captada para siempre por el fotógrafo Manuel Podio. Aquella tarde en Albacete, el Cordobés, consternado por el hecho, dejó los ruedos para siempre.
El Santo Sepulcro. Juan López Docón
lunes, 30 de enero de 2023
1.La Portalí. José Martínez Olivares
La Portalí
Imagen descriptiva de la época finisecular española del XIX: miseria, desocupación femenina y falta de escolarización y de agua corriente. Todos miran a la cámara, denotando la falta de familiaridad con un invento relativamente moderno para la época. Las mujeres aguardan el turno para llenar de agua los recipientes en esa fuente de la Portalí que se ubicaba en la esquina con la calle de Perier y que yo desconocía.José Martínez Olivares
Otro artículo de la Revista MACANAZ : Macanaz Y Menéndes Pelayo. ... Juan López Docón.
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