Es indiscutible que este grupo, al igual que otros, se han convertido en la plaza virtual del pueblo.
Por eso, desde que esta mañana he conocido la triste noticia de tu pérdida, Juan Luís Sánchez Báidez de Jumasán, he tenido ganas de entrar a este lugar para llorar con mi pueblo.
Y es que, me he quedado sin palabras y me ha invadido la tristeza y la rabia.
Y es curioso, porque nunca tuve el privilegio de tomar un café contigo, de tener una conversación larga sobre tantas cosas que nos une y amamos.
Hace años mi padre hizo un semanario de Hellín y Jumasán siempre nos apoyó con anuncios.
Recuerdo que yo era la encargada de ir a cobrarlos y allí si coincidí contigo, siempre atento y educado.
No sé si tú eras la mano que creaba ese bonito belén en vuestro local. A mí me atraía como un imán cada Navidad por tanta creatividad, y empecé a sentir admiración por ti.
Pero si hay algo que me dice mucho de la persona que eras, es el cariño con el que posas en las fotografías que te hiciste junto a mi hermano pequeño Ángel Luis al que has dejado muy triste.
Alguien que quiere a mi hermano de esa manera, es porque alberga una gran sensibilidad.
Tienes el carácter de la gente noble de Hellín. Amante de las tradiciones. Participabas en todo y además, solo hay que mirar tu sonrisa, que aparece en todas y cada una de las fotografías que podamos ver de ti.
Pero es que, en esta que he elegido para este escrito, me llenas de tanta emoción.
Ese gesto de bondad, de cercanía, humanidad, generosidad y sencillez siempre presente en tu rostro.
Me transmites la vulnerabilidad de un niño, y a la vez de alguien muy protector.
Hay personas que, sin saberlo, pueden hacer añicos el mundo interior de otros, como hoy me ha ocurrido a mí.
Porque a lo largo de la vida van contigo en el universo de tu pueblo, cultura, tradiciones, y no te das cuenta.
Porque aparecen en cada acto social importante. Porque estaba en el instituto, en el club de chicos, porque, simplemente te lo cruzas por la calle y no te es indiferente.
Porque son esenciales.
Cuando era pequeña creía que el cielo era un país muy lejano en el que vivían los Santos y seres muy especiales y al que era muy dificil llegar.
Con el paso de los años y, desgraciadamente con la pérdida de seres queridos, amigos, vecinos... tengo la sensación de que ese cielo está más cerca de lo que creía.
Tan cerca que, en ocasiones, me parece poder tocarlo con la punta de los dedos.
Me encantaría estar escribiendo sobre ti por alguna de esas tantísimas cosas que hacías para mejorar a nuestro querido Hellín, en cambio, estoy para desearte un buen viaje.
Has hecho de este día normal de febrero, una fecha inolvidable.
El cielo es ese país del que forman parte muchos hellineros, seguro que te acogerán con todo el amor y reconocimiento que mereces.
Nosotros aquí seguimos, hasta que llegue el momento en el que subamos a ese tren, y de nuevo podamos vernos.
Nos quedamos en este mundo tan convulso que has dejado en el que a Hellín tu pueblo, será imposible olvidarte.
¿Sabes? Me encantaría que esta plaza virtual hellinera, a la que tú también solías asomarte, se llene de personas que te quieren y me cuenten cómo eras, qué hacías, cosas de ti.
