"RACATAPLÁN..."
Hacía tiempo que no asistía al acto de presentación del cartel y las revistas de Semana Santa.
¡Hacía tanto tiempo que casi lo había olvidado!
Pero cosas de la vida que, por otras circunstancias familiares he venido a Hellín y parece que el destino ha ido trenzando hebras para que acabara en la presentación de ayer en el teatro Victoria.
A la salida he sido de las primeras en marcharme y caminando por las solitarias calles de Hellín, respirando este aire tan cálido he tenido la sensación tras el acto de que el perfume de la primavera venía conmigo, a mi lado.
Para recordarme que, la Semana Santa no es solo una fiesta, una tradición... La Semana Santa de Hellín es hogar.
Tu hogar. Mi hogar.
Este acto me ha mostrado que la sencillez va unida a la belleza.
Fue una gala repleta de detalles sencillos que define a la gente de Hellín y además muy emotiva porque, entiendo que, es imposible que todos y cada uno de nosotros no recordemos a los que se han ido, y sobre el escenario las palabras acompañadas de los violines cantaron al cielo que: nadie se va para siempre.
Los tambores dieron la bienvenida a la ceremonia. Para rememorar que ese “racataplan” ha sonado desde principios de nuestra historia.
Que el “racataplan” es como un cordón umbilical por el que estamos unidos.
Es nuestra herencia como hellineros; no nos quedará una casa, y quizá tampoco un pedazo de tierra. Pero nos quedará grabado en las entrañas el “racataplan” que nos conecta y nos distingue.
He comprendido más sobre el sentimiento de la emoción al ver la imagen del cristo en los brazos de la Esperanza y he sentido en lo más profundo de mi ser que hay cosas que con los años no cambian: me emociona la risa de un niño, el llanto de un anciano, y me emocionarán por siempre nuestras imágenes, sus expresiones, su significado.
¿Os habéis planteado alguna vez al mirar la cara de la Dolorosa, cuántos de tus antepasados la habrán mirado? La de promesas que guardará, la de llantos y especialmente de miradas humildes, de honradez y gente buena que en ella moraran.
De vuelta, he mirado al cielo para recordar esa luna llena que pronto llegará para asomarse por las calles y contarnos con su presencia que en Hellín la vida pasa, que aquellos que ahora lo habitamos, sus calles y barrios se irán transformando..., pero las primaveras volverán acompañadas por el aroma de las flores de los almendros; y nunca faltará en las manos de los hellineros un caramelo, ni en las calles un nazareno, ni se secarán las lágrimas de la Soledad, nunca faltará un recuerdo, ni un adiós, ni hellineros por llegar y jamás desaparecerá el RACATAPLÁN.