sábado, 16 de septiembre de 2023

UN PEDAZO DE TÍ Y DE MÍ....Sol Sánchez



UN PEDAZO DE TÍ Y DE MÍ...

Comparto con vosotros las pocas fotografías que tengo de mi niñez.

Quiero agradeceros a todos los que, inmediatamente, me habéis apoyado con este nuevo libro.

No quiero que nadie, compre el libro si no está convencido. 

Porque entonces mis largas horas de trabajo no valdrían la pena.

Para mí, estos seis libros que he hecho sobre Hellín no ha sido solo escribir. Han sido un bálsamo. 

Letra a letra me he ido enriqueciendo y sintiéndome orgullosa de pertenecer a un pueblo al que adoro.

Y como todo en la vida; Hellín tendrá sus días de luces y otros de sombras, aun así: me gusta ser hellinera.

En este trabajo me han inspirado varias cosas:

¿Os acordáis de una señora muy mayor que iba pidiendo limosna puerta por puerta?

Era anciana. A veces llevaba de la mano a una niña pequeña. 

Recuerdo un invierno con mucho frío en el que no fuimos a la escuela y, a media mañana abrí la puerta. Era la señora con una niña de mi edad.

Mi madre le dijo que pasara y le pidió que se sentara en la salita junto a nosotros y les dio de desayunar. Ese fue un gesto por parte de mi madre que, siempre admiraré y se me quedó grabado. 
Porque muchos ni tan siquiera les abrían la puerta.

Agus, uno de los protagonista de este libro podría ser esa niña.

Por otro lado me han inspirado esos caserones de la calle Perier y muchas otras. Casonas que solían pertenecer a nuestros abuelos. 

Casas llenas de fotografías en blanco y negro, estampas de santos. 

Si cierro los ojos todavía puedo oler a humedad, y sentir ese frío que inundaba cada uno de sus rincones en los inviernos. 

Las cámaricas con un montón de objetos amontonados llenos de polvo y olvido.

Y nuestras abuelas. Esas mujeres que se perfilaron en unas formas de vida en las que se olvidaron de ellas mismas para entregarse a los demás. 

Para mí, las abuelas están ligadas a la Parroquia, los rulos, combinaciones por debajo del babi, un chusco de pan con cualquier cosa, las golondrinas en los atardeceres y el aroma de la lumbre recien encendida en la chimenea.

Cada uno de nosotros tenemos una historia irrepetible por esas calles y barrios de los años 80.

Historias de amor, correspondidas o no. Historias de superación, de solidaridad, decepciones y alegrías.

En Hellín nos moldeamos. Lo hicimos con el sonido de las campanas de la iglesia, que es de todos. En cada visita a los viejos comercios, que eran de todos. Lo hicimos en nuestros parques y jardines, bares, tradiciones y magicamente, lo hicimos con el sonido de los tambores, que acabaron siendo nuestra música de fondo.

Cuando escribo me traslado a esa época, para mí; dorada.

Y mis dedos van construyéndote a ti, a mí, a nuestra gente.

Me he inspirado en mi misma al comprobar lo que se siente cuando estás fuera del pueblo y todo lo valoras y contemplas de otro modo.

Y me inspira el AMOR. Porque sin ninguna duda, si algo recuerdo del pueblo es ese sentimiento que me unió y me une al mundo.

Tu y yo en Hellín. Es un pedacito de nuestra vida. Para leer con tranquilidad, disfrutando de cada letra y así, hacer un poco más largo un tiempo que se nos quedó atrás, y solo puede ser rescatado por el brillo de nuestra memoria.

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