Se llamaba así por la higuera que crecía en el dintel se su portada de aspecto noble y trazas barrocas. Portada clásica flanqueada por pilastras acanaladas, biseladas y ligeramente adelantadas y dintel con molduras, triglifos y cornisa a modo de entablamento. El vano canteado por molduras y con puerta de madera de formas lisas que desmerece del conjunto, seguramente posterior y provisoria, afín de cerrar el casón. Sobre la portada balcón con barandilla de forja. Esquema clásico.
Lástima de edificios destruidos en un tiempo en que no se catalogaban como edificios protegidos por su valor histórico artístico. Y que nos habla del desprecio a la memoria, en un tiempo en que solo primaba la especulación.
La he pintado porque siempre me han fascinado los edificios antiguos con la pátina del tiempo marcada en sus viejas paredes, arruinadas y colonizados por plantas, que les dan un aire fantasmal y los imprimen de un sentido pictórico especial, que esconde una belleza que me gusta plasmar.
José Martínez Olivares
Notas.-
Jesús Oliva Monge: A esa casa entrábamos de pequeños, no recuerdo por dónde, alguna ventana o tapia, donde había un huerto y de un árbol cogíamos jínjoles.
Antonio: Pina Al mismo entrar había un carruaje de época bastante bien conservado, dentro de un patio distribuidor, soportado por cuatro columnas de piedra muy esbeltas y bien talladas. Creo que tanto la casa como el carruaje sirvieron de morada y transporte a un ilustre hellinero, Don Jacobo Serra, cuya familia se ha ido ramificando hasta perder las raíces con el pueblo. Uno de sus biznietos debe ser Jacobo Serra, quizá el cantante albaceteño actual - junto con Rozalén - con más proyección internacional. Una de las causas por las que la casa no pudo rehabilitarse, fue por los numerosos herederos t la dificultad de ponerlos de acuerdo en algo que no reportaba dinero líquido.
Francisco Valcárcel: Recuerdo perfectamente esta casa. Mi familia, al terminar la guerra "Incivil", vivíamos en la calle Cassola, dos casas antes de llegar a esta. Los que fuimos niños de la postguerra y asiduos en nuestros juegos en La Portalí, no podríamos nunca olvidarla. Estuvo durante muchos años cerrada y precintada por el Juzgado, ya que durante los años de la contienda, fue habilitada como Casa Del Pueblo por lo que al terminar la misma había en su interior muchísimas cajas de munición de fusil o pistola, que los chavales, entrando a la casa saltando la tapia del patio que tenia por su parte posterior ( calle del huerto de los naranjos) nos llevábamos en los bolsillos y las hacíamos estallar arrojándolas a un fuego que incendiábamos en el vaso vacío y seco de una destruida fuentecilla que había en el centro de la plaza Nueva, ocultándonos para protegernos detrás de montones de piedras y tierra mientras estas estallaban. Si queda alguien de mi época, participara o no en estos " juegos" podrá confirmar mis palabras.
Antonio Pina: La casa tiene importancia. Siempre nos llama la atención lo que sobresale por encima de lo normal: por grande, moderna, buen diseño, ejecución perfecta...Pero los habitantes también merecen recuerdos: los Serra Valcárcel fueron tres hermanos abogados con buenas carreras profesionales y hasta con pinitos políticos en el caso de Don Jacobo, que fue varias veces diputado provincial por distintas circunscripciones y hasta diputado en cortes generales. Estuvo de abogado en ejercicio más de sesenta años y se interesó por la agricultura local, especialmente la localizada en Tedelche y orillas del Rio Mundo. Tras él y sus hermanos hay una pléyade de abogados y hasta un inspirado músico, formado en Londres y con fama reconocida en Reino Unido.
María Del Carmen Tomás Buendía: Si viviera otro ilustre hellinero, Manuel Precioso Lafuente, que vivía en la calle Cassola, cerca de los Serra me contaría la historia de esta casa, pues tenía mucha amistad con esta familia. Como me he quedado intrigada de por qué dejaron que se hundiera, le preguntaré a mi tía Encarnación, prima hermana de mi padre y casada con don Jacobo Serra. Otra curiosidad: muy cerquita de esta casa, en la antigua calle Manuel Precioso, estaba el huerto de los naranjos. Mi suegra, Dolores Casanova, donó al excelentísimo Ayuntamiento parte del huerto para que abrieran la calle.Esto lo cuento porque es historia de Hellín. Lo mismo que me gusta saber la historia de otras calles y de otras casas.
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