Con las ilusiones colmadas hemos bajado el telón de una nueva representación coral de esta Semana Santa tan nuestra. Pasan los años pero no el espíritu y la comunión con nuestra fiesta, siempre tan contradictoria y dual: la dicotomía sagrado-profano; procesiones y tamborada; nazarenos versus tamborileros. La eterna polémica que todos los años se reaviva con nuevas críticas y aportaciones a favor y en contra de unos y de otros. Sean bienvenidas, pero nuestra fiesta es así con sus virtudes y sus fallos: algo único que tenemos que preservar. La sociedad cambia. Cada vez más de prisa. Hellín poco se parece en sus modas y modos a la pequeña ciudad de provincias en que me crie. Pero la Semana Santa y su espíritu, permanece y es parte de todos; los mayores y los jóvenes, los presentes y los ausentes. Y enhorabuena a todos por esta maravillosa representación y por el respeto, pese al aparente caos que solo es una muestra de un orden aprendido al cabo de los años y que lo rige todo.
José Martínez Olivares
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