Anoche soñé con ella,
-No contigo-
Sino con la que me encandiló primera
Aquella tarde del Pino,
Mirando desde su cimera.
No recuerdo su nombre,
Ni tampoco el apellido,
Pero si sus ojos de miel,
Mirando quedos los míos,
Y la suavidad de su piel,
-Y mi escalofrío-
Aún recuerdo el eco del tren,
Reverberando en el Cerro,
Con Hellín a nuestros pies,
Y la Virgen mirando al cielo,
Al sol del atardecer.
Nunca más la he vuelto a ver,
Ni he sentido aquel latido,
Como cuando la besé,
-por primera vez-
Aquella tarde del Pino
José Martínez Olivares
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