domingo, 26 de febrero de 2023

Calle Naranjos. José Martínez Olivares.

 Naranjos, calle

Entre Naranjos

Se dibujó la calle

De olor a flores

En las primeras décadas del siglo XX, se inicia la gran expansión urbana de Hellín a consecuencia del florecimiento económico de la ciudad. Es entonces cuando las autoridades municipales pretenden remodelar la zona entre la Plaza de la Iglesia y la carretera de Jaén. El obstáculo era la inmensa finca de los Naranjos propiedad de Antonio Falcón Velasco (1867-1922) que hacía de tapón y que ocupaba un inmenso solar entre General Cassola y periodista Antonio Andújar. Este siempre se negó a enajenar el solar y es con motivo de la llegada del Frente Popular a la alcaldía, cuando se decide por utilidad pública, la expropiación de terrenos y viviendas, dando un plazo mínimo para el desalojo de las mismas. El resultado: trazado rectilíneo de una de las calles más importantes de Hellín y que a pesar de la negativa del propietario y periodista Antonio Falcón, propulsó su enriquecimiento y el de la ciudad, siendo una de las decisiones políticas más benéficas en su conjunto de la que ha tomado un consistorio local. Pero no solo se construyó esa calle en el Huerto de los Naranjos, sino que desde General Cassola, haciendo codo, se trazó otra que atravesaba la nueva calle Falcón y moría en la calle Empedrada, actual Martínez Parras. Tras la guerra civil. En 1940 la calle sin nombre de reciente apertura en el llamado Huerto de los Naranjos, se rotuló como calle del 18 de julio. En los años 50 se le conocía como Travesía de General Cassola hasta tomar el nombre del alcalde Manuel Precioso Lafuente (1887-1947), farmacéutico y periodista. María Del Carmen Tomás Buendía me escribió con motivo de la descripción de la calle General Cassola, que su suegra, Dolores Casanova, donó al excelentísimo Ayuntamiento parte del huerto para que abrieran la calle. Esto lo cuento, escribió, porque es historia de Hellín. Lo mismo que me gusta saber la historia de otras calles y de otras casas.

En el número 1 existía la antigua finca de Matilde Izquierdo Ruiz. Todos los días, durante el tiempo en que asistía clase en la escuela de don José Báidez, recorría ese tramo de la calle, para tomar Soledad y posteriormente Barbarroja. Por la tapia de la finca asomaban durante la floración las pasionarias, esas flores que semejan los estigmas de la pasión y que tienen un néctar dulcísimo.

A finales del siglo XIX se nombraba como Naranjos la actual calle General Cassola. En esta calle vivió José Figueroa Ríos, médico cirujano fundador del periódico republicano el Amigo del Pueblo que tenía su sede en la calle Naranjos 9, casi esquina de la actual y que publicó entre 1888-1895. Figueroa, republicano y masón director así mismo del semanario masónico la Reforma y autor del folleto La Francmasonería, murió a los 33 años y a la hora de su enterramiento, el párroco mandó cerrar las puertas del cementerio alegando la condición de no católico del finado y conminando a que fuese enterrado a las puertas del camposanto a bien de que todos los que accedieran a él tuvieran que pisarlo. Pero gracias a la intersección de Don Dionisio Fernández Asencio, amigo del fallecido, no se llevaron a término las ideas del párroco.

Cuentan las crónicas de la época, que el entierro civil fue acompañado por unas mil personas presididas por su hermano José María. El ataúd portaba cuatro coronas: en la cabeza, la del Amigo del Pueblo; a los pies la de la Francmasonería y a ambos lados dos coronas de las tendencias republicanas, la federal y la progresista.


José Martínez Olivares

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