miércoles, 26 de abril de 2023

Calle Cristo, desde el Olvido. José Martínez Olivares.

 Cristo, Calle del
Desde el Olvido
Voy bajando la cuesta
Hacia Jesús
Esta calle escalonada en su primer tramo hasta Virgen está situada en la parte nororiental del cerro de San Rafael y se extiende desde la parte más elevada en junto al Postigo de San Rafael en la calle Olvido en la explanada de la Ermita, hasta entroncar con la calle de Jesús ya en el plano. Formaba parte de la antigua judería y como la mayoría de las calles de este barrio hellinero, se denomina así desde el siglo XIX.
Durante la Guerra Civil el por entonces alcalde de la villa Baldomero Marín Ruiz, acompañado de un policía se acercó hasta la placeta de la ermita, con la convicción de que ésta iba a ser objeto de pillaje como había sucedido en la mayoría de las iglesias. Para evitarlo solicitó voluntarios para que escondieran las imágenes en sus casas. Siguiendo sus instrucciones, fueron ocultadas las imágenes de San Sebastián, al parecer de la escuela de Salzillo, del Niño de la Bola y del propio San Rafael. De estas tres imágenes sólo las dos últimas regresarían a la ermita.
San Sebastián fue custodiado por una mujer que vivía en la cercana calle de San Juan. El Niño de la Bola fue a parar a esta calle. El primer asentamiento del exilio forzoso de San Rafael fue en la casa de la calle Virgen nº 5. El nombre de la persona que cuidó de San Rafael es Rosario Villanueva Oliva.
La ermita fue ocupada por energúmenos, saqueada e incendiada. Hasta poco antes de la restauración de la ermita se podían ver los efectos y las marcas de las hogueras. Terminada la guerra, las imágenes fueron devueltas a su lugar de origen, excepto la figura de San Sebastián que desapareció.
Los que no tuvieron igual suerte, fueron el alcalde Baldomero Marín que fue ejecutado, por haber ocupado su puesto durante la guerra y ser fiel a la república. Todos los cargos leales al gobierno legalmente constituido, fueron pasados por las armas por los golpistas aduciendo auxilio a la rebelión militar. Un verdadero sarcasmo y un ejercicio de cinismo político. Además, el policía que le acompañaba murió de un hachazo en la cabeza que le dieron por la espalda.
Durante los años 50, 60 del siglo pasado, con ocasión de las fiestas populares del barrio, se colocaba una cucaña un poco más arriba de la calle Virgen, ya en la placeta. Se untaba con jabón, para que todo aquel que intentara subir se resbalara, dificultando a los que lo intentaban, conseguir como regalo un conejo que se ataba a un clavo en la parte superior de la misma.

José Martínez Olivares

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Atambor XXIX Antonio del Carmen López Martí

Atambor XXIX Ya que estamos en el mercadillo medieval de Hellín, no está más de recordar que dos alcaldes de Hellín uno en 1483, Juan de Val...