miércoles, 17 de mayo de 2023

MANOLETE El cartel imposible Por Juan López Docón .

lunes, 27 de agosto de 2007

MANOLETE El cartel imposible  Por Juan López Docón .

Manuel Rodriguez Sanchez MANOLETE ,hiba a  torear en  la feria de nuestra  ciudad de hellin, para  anunciar su retirada del mundo de los toros esto seria en  Septiembre de 1947.
Pero un mes antes en  la plaza de toros de Linares vería  truncada su vida Islero un  toro negro  de mihura le quitó la vida de una cornada, este fue el  motivo de que no pudiera hacer la corrida en Hellin. ..quedándose como un Cartel imposible. 

Manuel Rodríguez Sánchez nació en Córdoba el 4 de julio de 1917. Pertenece a una familia de abundante ascendencia taurina; hijo del matador de igual nombre y apodo, que falleció cuando Manuel sólo tenía cinco años, antepasados suyos fueron los toreros José Dámaso Rodríguez, Pepete, y José Rodríguez Sánchez, Bebe Chico, y el banderillero Rafael Sánchez, Bebe. Su madre había estado casada en primeras nupcias con Lagartijo Chico. Desde bien pronto frecuenta la compañía de jóvenes toreros con los que acude a cortijos, herraderos y tentaderos. Sus primeros capotazos los da en 1929 en la finca 'Lobatón', cerca de Córdoba. Sus primeras apariciones para actuar en público son en 1930, en la Escuela Taurina de Montilla. En 1933, el Domingo de Resurrección participa en una corrida de novillos en Cabra, dentro de un espectáculo en el que toma parte Juanita Cruz, señorita torera. Ese mismo año se integra en el espectáculo cómico-taurino-musical 'Los Califas'; Manuel lleva a cabo la lidia en la parte seria de las actuaciones.
En 1933 torea vestido por primera vez de luces en una corrida nocturna celebrada en la plaza de la localidad francesa de Arles. Completan el cartel Rafael Morales, Piripi, y los hermanos Gárcena, franceses. Abandona el grupo cómico-taurino y ya sólo participará en corridas normales.
Al comenzar 1936, toma parte en varias novilladas, todas ellas celebradas en Córdoba. El comienzo de la guerra, el 18 de julio, corta su temporada de aquel año.En 1937 suma muy pocas actuaciones, al igual que en 1938. El día 26 de mayo se presenta en Sevilla, donde logra un sonoro triunfo el 5 de junio y el 9 de octubre. En esta ocasión estoqueó de manera sublime dos novillos de Villamarta.
La primera mitad del año 1939 torea novilladas en Córdoba, Sevilla, Cádiz, Algeciras y Cabra. Poco a poco, Manolete ha visto cómo su cartel crecía y ha conseguido limar los defectos de los que adolecía en sus primeras actuaciones. Así, ha llegado el momento de pasar de novillero a matador de toros. El 25 de junio de 1939, se despide en el coso de El Puerto de Santa María como novillero, con reses del Conde de la Corte. En esa corrida intervinieron Gallito, Paquito Casado y un joven rejoneador portugués, Macarenas.
Manuel Jiménez, Chicuelo, le concede la alternativa en Sevilla el 2 de julio de 1939, con el toro Mirador, de la ganadería de Clemente Tassara. Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana, actúa de testigo. El 12 de octubre de ese año confirma la alternativa de manos de Marcial Lalanda. El otro espada de aquella tarde era Juan Belmonte Campoy, que ese día también confirmaba el doctorado aquel día. Los astados eran de la ganadería de don Antonio Pérez. Con el sexto de la tarde obtiene un gran triunfo. Aquella, su primera temporada como matador de alternativa, se salda con 16 corridas y unos estupendos augurios para la campaña siguiente.
En 1940 suma 50 corridas, cuatro de ellas en Madrid, destacando la del 6 de junio, en la que le corta una oreja a un toro de don Antonio Pérez. Esa temporada obtiene éxitos destacados en Sevilla, Alicante, Bilbao, San Sebastián, Barcelona y algún otro coso importante. Poco cambian las cosas en 1941, temporada en la que suma 58 corridas. En 1942 despacha 72 actuaciones, triunfando en Barcelona y en las ferias más relevantes. La temporada ya estaba muy avanzada cuando actúa dos veces en la capital, la última fue la del 27 de septiembre, tarde en la que un toro le corneó, causándole una herida de gravedad en el muslo derecho.

El número uno

En aquellos años, Manolete es el número uno de la Fiesta en España. Es el principal atractivo de los carteles en los que figura y su nombre lleva a mucha gente a las plazas. Son 74 corridas las que torea en 1943 y el éxito es la nota predominante de todas ellas. El 29 de mayo, el 2 de junio y el 15 de julio son las fechas de tres tardes especialmente afortunadas del cordobés en Madrid. No sufre cogidas de importancia, aunque sí algunos percances como los del 28 de marzo en Castellón, el 15 de agosto en El Puerto de Santa María, el 2 de septiembre en Palencia y el día 11 en Albacete. En la campaña de 1944 suma 92 corridas, casi todas con un éxito notable. Esa es la temporada en que Manuel Rodríguez cuaja la faena más completa de toda su carrera. Fue el 6 de julio en la plaza de Las Ventas, en la corrida de la Asociación de la Prensa. Con el último toro de la tarde, un sobrero de la ganadería portuguesa de Pinto Barreiros, Ratón, que sustituía a un toro de vacada de don Alipio Pérez-Tabernero. La faena de Manolete resultó acabada y magistral. Entre la afición y los críticos causó auténtica sensación.

El año 1945 se salda con 71 corridas, un buen número que habría sido mayor de no ser por la cogida del 29 de junio en Alicante, cuando un toro de don Francisco Chica le fracturó una clavícula. Cuando concluye esa campaña, Manolete se va a América. En México le esperan con ansias y se presenta allí el 9 de diciembre, con astados de Torrecilla. Esa tarde, Manuel alternó con Silverio Pérez y Eduardo Solórzano. Sólo se enfrentó a un toro porque había sufrido una importante cornada en el muslo izquierdo. Logra un gran triunfo. Entre finales de aquel año 1945 y principios del 46 torea, además de en México, en Colombia, Perú y Venezuela. La campaña de 1946 sólo torea en una ocasión, el 19 de septiembre en Madrid, junto a Antonio Bienvenida y Luis Miguel Dominguín, con toros de Carlos Núñez. Manolete cortó una oreja a uno de los toros. A finales de ese año vuelve a viajar a América, allí torea en México y Perú. Cuando vuelve a España, en 1947, comienza su temporada cuando la campaña se encuentra ya bastante avanzada. El 16 de julio torea la que sería su última corrida en Las Ventas, la de la Beneficencia. Esa tarde resulta herido en una pierna por un toro de Bohórquez.

Linares, 28 de agosto de 1947

Para el 28 de agosto de 1947 está anunciado en Linares, junto a Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín. Los astados son de la vacada de Miura. El quinto toro, Islero, de capa negro entrepelado bragado, va cortando terreno a la hora de la muerte. Manolete realiza la suerte suprema despacio, con claro error de técnica pues el estado del toro pedía rapidez. Islero le engancha por el muslo derecho y le derriba. El diestro cae en un gran estado de shock y así es conducido a la enfermería. Allí le aprecian una gran cornada en el triángulo de Scarpa, con importantes destrozos vasculares y musculares. A consecuencia de la grave herida fallece en el Hospital Municipal a las cinco horas y siete minutos de la madrugada del día 29. A título póstumo le fue concedido el ingreso en la Orden de la Beneficencia.

Manolete es el torero de todo un tiempo, el diestro más representativo de su época, con una concepción del toreo muy en consonancia con la sensibilidad del aficionado de entonces. Su manera de entender la lidia es de una importancia trascendental en la historia de la tauromaquia. El cordobés siguió una evolución inversa a la que experimentan la mayoría de los diestros, que comienzan apuntando sus condiciones de toreros, para acabar dominando la suerte suprema.
Manuel Rodríguez empezó de novillero con una gran seguridad como estoqueador, y sin perder la perfección con que practicaba la suerte de matar llegó a convertirse en un torero de gran personalidad y perfección. Manolete está dotado desde el inicio de su andadura profesional de un arte inigualable a la hora de matar al toro, y a esta facultad debe el prestigio del que empezó a gozar antes de la Guerra Civil, prestigio, por otra parte, bastante limitado en aquella época. Después comenzaría a dar muestras de sus facultades de torero de excepcional calidad y personalidad única. La estocada fue la piedra angular de su formación y el resto de su oficio no perdió nunca esta base. No fue Manolete uno de esos toreros largos, conocedores de todas las suertes y dominadores de todos los recursos y estilos de torear. Los sistemas de dominio que empleaba eran más bien limitados. Gracias a su valor y al poder de su muñeca conseguía hacerse con el astado y conseguía dominarlo.

Sentido de la profesión

Manuel fue un hombre sobrio y recio. "Duro y seco como el palo de una escoba", así le definió, al poco de conocerle, Lupe Sino, actriz mexicana que acabaría siendo novia del diestro cordobés. Tenía un sentido recto de la profesión, la máxima que presidía cada una de sus actuaciones era que se debe estar bien todas las tardes y con todas las reses. Este férreo carácter Manolete lo trasladaba al ruedo, imponiéndose al toro. De esta forma, su arte era también escueto y seco. Manolete tenía un inventario de suertes más bien breve, que se reducía a las básicas de la lidia. En pases de adorno era de una gran parquedad. Contribuyó a la divulgación de la manoletina, pase de muleta al que dio nombre, si bien no se puede decir que fuera su inventor, pues antes que él otros diestros lo habían ejecutado.
Pero Manolete logró imprimir su personalidad a la suerte, por lo que acabaría dando nombre al pase. Sus faenas de muleta eran fantásticas; por lo que toca a la colocación del diestro, en su sistema de toreo se cumple a la perfección la evolución del toreo de muleta. El toreo de frente con la muleta llega a término de su evolución con el malogrado diestro cordobés. Solía colocarse de perfil, con el cuerpo avanzado, y la muleta situada por detrás. El toro después de pasar por el cuerpo del torero tomaba la muleta.
Sin duda, lo escogido de los astados que lidiaba contribuyó a que pudiera exhibir sus facultades en los ruedos. Pero justo es decir que tanto con toros buenos como con toros malos, Manolete mostraba el mismo valor, hacía uso de los mismos recursos, y que el de Córdoba estaba capacitado para lidiar cualquier toro. En bastantes ocasiones, Manolete se enfrentó a toros cuajados, demostrando así su valía, aunque no puede olvidarse que fueron más las veces que lidió astados no tan imponentes. Al final, el estricto control de las reses que presidió todo su ejercicio como profesional no pudo evitar el infortunado incidente de Linares. Manolete entró a matar al poderoso Miura de aquel 16 de julio con la misma rectitud y técnica que si se tratara de un astado de otro hierro y características. Los detractores de Manolete le acusan de que impuso el afeitado en bastantes ocasiones y de que sin pretenderlo, hizo un daño irreparable a la Fiesta, la faena de muleta paso a ser el tercio más importante de la lidia.
Manuel Rodríguez fue un torero singular que llenó el sólo toda una etapa de la historia del toreo. Su personalidad torera es inigualable e irrepetible. Exponente de la austeridad del toreo cordobés, fue un triunfador que sumó muchas tardes de gloria y alcanzó una popularidad que aún hoy perdura. Auténtico como persona y como torero, Manolete sin ser la mayor figura de la lidia de todos los tiempos ocupa un hueco en el firmamento de la tauromaquia que nadie podrá.

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