Por Desengaño
Tienes que atravesar
Ese Peligro
Esta accidentada calle situada en el occidente del Cerro del Castillo, entre las calles de Andalucía con el entronque de Barrionuevo y Vizcón supera el vértigo de su escalinata con una barandilla más de protección que de apoyo. Antonio Moreno en su libro de las Calles de Hellín, apunta que el nombre proviene de este accidentado trayecto que se dibuja en la vertiente del cerro, pero quizás la proximidad de Desengaño y la incitación al amor prohibido en una época determinada, pudo ser también el origen. ¿Por qué no?
En mi etapa de estudiante de bachillerato en el Instituto Laboral, desde mi casa en el plantonar hacía un itinerario por Silvela, calle de Eras, Plaza de San Francisco, calle Andalucía, Barrionuevo hasta Peligros donde vivía mi amigo Mariano Ruiz, para generalmente empollar en tiempos de exámenes. Noches de vigilia, venciendo el sueño con café negro y Centramina, esa droga entonces legal que comprábamos libremente en farmacias, sin saber por aquel entonces que eran anfetaminas las que tomábamos. Claro que solo tomábamos en los exames finales y no generaban dependencia. Más enganchaba el rosario de la aurora y algunos ojos serranos. Después solía bajar del Rosario por Cinto, Asunción, la calle de San Jerónimo que conocíamos de chiquillos como lo esfarroso, la Plaza de la Iglesia y Sol hasta el Jardín. Son los rituales que todos tenemos y que carecen de motivos, sólo se deben a costumbres que en la mayoría de las veces no obedecen a criterios objetivos. La última vez que la subí fue en 2018 con mi amigo José Jordán Vizcaíno, buscando encuadres para mis acuarelas y despertando la memoria dormida durante lustros con flaxes de imágenes que creía perdidas pero que permanecen en algún rincón de la memoria y despiertan al volver a los lugares de tu geografía urbana que guarda anécdotas en cada rincón. Son espacios intemporales, todavía algunos sin cambios aparentes que me van susurrando a cada paso momentos vividos por un muchacho que yo creía perdido, pero que voy recuperando. Es como la madalena de Proust, o una melodía o un aroma, que actúan como desencadenantes de recuerdos que creías extraviados.
José Martínez Olivares
No hay comentarios:
Publicar un comentario